Oposición entre el derecho a la
educación y la libertad de enseñanza en España
La
constitución de 1969 reconocerá la libertad de enseñanza. “Todo español podrá
fundar y mantener establecimientos de instrucción o de educación sin previa
licencia, salva la inspección de la autoridad competente por razones de higiene
y de moralidad”.
Esto es el
resultado de una gran polémica que se dio durante la década de los setenta.
Por un
lado se encontraban Krausistas y de otro el sector más integrista católico, y
que diferían en el modo de entender la enseñanza.
Los krausistas
querían una religión más "suave", defendían una posición entre
el individualismo y el socialismo, creían en su reforma a través de la
educación y mostraron siempre un gran interés por abrir las fronteras a las
corrientes culturales europeas.
La oposición
krausista quería condenar la libertad de enseñanza, basando la instrucción y la
educación en la iglesia.
Se
produjeron graves altercados entre krausistas y reaccionarios católicos,
en la que estos sostenían el derecho y el deber de la Iglesia de examinar los
libros de texto y a pedir la separación de los catedráticos que en sus
enseñanzas negaron lo espiritual, lo revelado, lo divino y destruyeran el
catolicismo y las almas de los jóvenes.
Toda esta
lucha, y todos los acontecimientos históricos provocados por ella, llevo a los
progresistas a incluir la libertad de enseñanza, como una de las medidas más
importantes dentro de su programa, siendo poco después una de las reformas más
sugestivas de la Revolución de 1968.
Antes de la
constitución se aprobó un Decreto, el Decreto de 21 de Octubre de 1968,
reconociendo la libertad de enseñanza. Este mismo decreto reconoce el derecho
de los profesores que debe ser libres en la elección de métodos y libros de
texto y en la formación de un programa.
A través de
esto podemos reflexionar sobre que es mejor para la educación y como regularla.
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